Anoche fue la entrega de premios de la editorial SM, esto es, el Barco de Vapor y el Gran Angular. Desde siempre, aunque suelen ganar autores “conocidos”, le he tenido respeto y buenos ojos a esta editorial y sus premios porque en ocasiones los ganan autores totalmente noveles. Pero hoy al ver los resultados se me han caído los huevos al suelo.
Antes de entregar los premios “oficiales” hay un premio especial, llamado “Jordi Sierra i Fabra”, que se entrega a autores muy, muy jóvenes (todos menores de 18 años), según estipulan sus bases “para promover la creación literaria en los jóvenes y darles oportunidades de publicar a quienes menos las tienen”.
Bien, tras la entrega del premio “Jordi Sierra i Fabra” y el Gran Angular llegó el turno al Barco de Vapor, y ¿adivinais quién se lo llevó?

Jordi Sierra i Fabra.
Dejando a un lado la calidad que pueda tener su libro, que no niego que pueda merecérselo, ¿por qué el tipo que más libros ha publicado en su propia editorial, y cuyas redes abarcan más que lo literario dentro de la empresa, gana un premio oficial dentro de la misma?
Al final del punto primero de las bases del concurso dice: No podrán presentarse al Premio el personal de la Fundación o Grupo SM.
Enhorabuena, señor Fabra, por, tal y como dijo anoche, ganar el único premio de literatura juvenil que le quedaba por ganar. Que le aproveche.
Si esto me ha escocido sin haber participado no me quiero ni imaginar lo que sentirán los “directamente afectados”.